Con motivo de la entrada en catálogo de una espectacular lámpara del genial Willy Rizzo, nos lanzamos con la primera entrada del blog de elNidosingular, pues creemos que la interesantísima historia de su autor se merece unas palabras….


Nacido en Nápoles en 1928, con dos años se traslada a Francia, donde a los doce comienza a hacer fotografías gracias a una cámara que su madre le había regalado para su cumpleaños. La afición se convirtió en profesión y sus primeros trabajos le llevaron a Túnez, cubriendo conflictos armados y llegando a publicar en Life. Sin embargo, su destino estaba más vinculado a la sofisticación de la “High Society” que a la fotografía de guerra. Contratado por France Dimanche, en 1947 fue enviado a cubrir el primer Festival de Cannes, donde tuvo ocasión de codearse con las celebridades que más tarde se harían parte de su ambiente natural: actores, artistas, playboys, princesas…

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Apartamento de Willy Rizzo en París.

Atraído por el aura del Hollywood de posguerra, viajó a los Estados Unidos para capturar el glamour de estrellas como Gary Cooper o Gregory Peck. Más tarde, trabajando para Paris Match, retrataría a Sofía Loren, Vivien Leigh, Audrey Hepburn, Jane Fonda, Gene Kelly, Fred Astaire, Salvador Dalí, Pablo Picasso, Winston Churchill, Maria Callas, Marlene Dietrich o Marilyn Monroe, siendo autor de algunas de sus últimas fotografías. Su fama le hizo ser satirizado en la aventura de Tintín “Las joyas de la Castafiore” (1963) como el paparazzo «Walter Rizotto del París-Flash». Se dice de él que fue el causante de un cambio de dirección en la puesta en escena de Coco Chanel, al convencerla para que buscase las modelos que debían lucir sus diseños no en las profesionales de la pasarela, sino entre sus clientas, las jóvenes de la alta sociedad parisina.

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Apartamento de Willy Rizzo en París.

Pero lo que nos interesa ahora es su faceta como diseñador, que comenzó de manera inopinada en Roma en 1966. Enamorado de la Piazza di Spagna y contra la opinión de todos aquellos que le decían que encontrar una vivienda en la zona sería imposible, le bastó media hora de charla con un peluquero para encontrar un almacén de paredes desnudas y sin agua corriente. Enamorado de aquel espacio vacío, gracias al mismo peluquero contactó con distintos artesanos y obreros locales que le ayudarían a hacer habitable aquel lugar, para el que diseñó todo el mobiliario. Así, aquel local se convirtió en su casa y por ella empezaron a desfilar sus amistades, numerosos personajes de la alta sociedad, la misma fauna de La Dolce Vita que Fellini retrató en 1960, esto es, lo que después se conocería como “Jet Set”. El uso de este término no es gratuito, pues fue su amigo Igor “Ghighi” Cassini, periodista del Heasrt, quien lo acuñó, y el mismo que le hizo a Rizzo su primer encargo profesional como diseñador.
Y Rizzo, que nunca se había propuesto diseñar mobiliario, se vio convertido en el diseñador de moda de los últimos 60s y 70s, por cuyas piezas se peleaban las celebridades del momento. Entre sus clientes se encontraban Dalí, Brigitte Bardot o conocidos playboys como Rodolfo Parisi, Gigli Rizzi y Franco Rapetti. La gran demanda generada le llevó a fundar una fábrica en la vecina Tívoli, empleando a 150 trabajadores (entre los que se encontraba aquel grupo de artesanos que habían participado en la trasformación de su casa) y a abrir tiendas propias en Nueva York, Miami y los Ángeles.

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Apartamento de Willy Rizzo en París.

En sus 10 años en activo como diseñador produjo un gran número de piezas de mobiliario, centrándose especialmente en dos tipos que se convertirían en su insignia: las mesas de centro y las lámparas de sobremesa, de las que realizó numerosas variaciones manteniendo constante su estética de líneas rectas y volúmenes básicos. Sus diseños eran depurados y sobrios; la producción, extremadamente controlada y con un gran énfasis en el trabajo artesanal; el concepto, reflejar una forma de sofisticación y funcionalidad a través del uso de mínimos recursos formales, mezclando sabiamente materiales y técnicas nobles como el travertino, el bronce y el lacado con acero y latón. En 1978 volvió a su antigua pasión, la fotografía, que le acompañaría hasta su muerte a los 84 años (2013) no sin antes reincidir brevemente en el diseño de mobiliario en colaboración con Paul Smith y los anticuarios Mallet Antiques.
Hoy sus obras se exponen en numerosos museos, entre otros el Metropolitan de Nueva York. Apasionado por las antigüedades, siempre eludió tomarlas como referencia directa para sus diseños. Según sus propias palabras, “no se trata de recrear el estilo clásico en el diseño moderno, ésa no es la cuestión. Se trata de crear algo nuevo para un marco tradicional”.

Willy Rizzo - Lumica. Lámpara de sobremesa o de pie en latón dorado y lacado negro. Italia, vintage años 70s.

Lámpara de Willy Rizzo, en latón dorado y lacado negro. En catálogo en elNidosingular.

Encontrarás esta espectacular lámpara aquí.

Fuentes:
www.willyrizzo.com, sitio web official.
“In memoriam: photographer and designer Willy Rizzo”. http://www.architecturaldigest.com/.
“Willy Rizzo, celebrated photographer, dies at 84”. http://www.telegraph.co.uk/
“Willy Rizzo: The essence of La Dolce Vita” Mid-Century Online – Magazine. http://mid-centuryonline.com/

 

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